Cancha del Barrio Guruyú |
Llegaba el fin de semana y con él la alegría de poder pasear con mi madre el viernes o ir al fútbol el Sábado o Domingo , ya fuera al Centenario o a la otra pasión : la liga Guruyú Generalmente iba con mi padre, aunque también la "vieja "nos acompañaba según el día, .. Claro que yo prefería el primero, no sólo por el pop
acaramelado , sino porque si el equipo de nuestros amores ganaba, estaba asegurada la fiesta en los juegos del Parque Rodó ( máximo tres entradas en total ) y en el Rodelú, donde Luis ,viejo amigo, era el encargado de traernos unas pizzas especiales y digo bien, especiales, porque le ponía anchoas sin que variara el costo.
Pero si la decisión paterna ( inamovible e indiscutible ) era la de quedarnos en el barrio, la diversiòn también estaba asegurada porque iba a saborear los “ manises “ calientes trasportados en un horno portátil cuyo fuego se alimentaba de pequeñas astillas de madera. Las " medidas" se determinaban por el tamaño de los cucuruchos de papel las que , y siempre a gusto del consumidor, podían ir directamente al bolsillo del cliente,. El otro integrante del " menú " eran las sabrosas "tangerinas " compradas a " El Tachuela " quien llegaba a la cancha con dos canastos llenos de la fruta , la que vendía en un ratito . Ya en el verano, mi predilección cambiaba a unos buenísimos helados del Oso Polar, en vasitos y tapitas de cartón y a dos gustos.
Llegada la hora , partíamos del domicilio, rumbo al " coliseo donde la guinda era la reina " y al llegar a la colchoneria “ la Española” en ( Zabala y Buenos Aires) “bajabamos “ por ésta última, desierta , como todas las de la Ciudad Vieja los fines de semana y festivos , hacia la rambla pasando previamente por El Hacha ,donde varias veces vimos a Dogomar en la puerta del boliche como invitando a compartir anécdotas y recuerdos .Apenas unos metros bajando la “cuchilla “, pero de la otra vereda , nos encontrábamos con el el Gimnasio del Olimpia , situado en un sótano , con su ring de boxeo y poca ventilaciòn , lugar donde normalmente se cambiaban los jugadores del Guaraní . Apenas unos metros mas y llegábamos al destino.
La concurrencia era variable de acuerdo a lo que prometiera la etapa . Un total de 8 equipos ( alguno más en ciertos años ) disputaban un campeonato a dos ruedas en el que las chispas saltaban muy frecuentemente .
Guarani, La Esquina, Waston, Las Bóvedas, Isabelino Gradín, Washington, Libertad, Anibal Ciocca, fueron los equipos que más vi, pero también participaban otros como Sacachispas , el Galeón y el Williman , este último forastero, porque todos los demás eran de la Ciudad Vieja.
Los partidos eran de resultado impredecible, y algunos se palpitaban varios días antes, a partir del momento en que el viejo pizarrón atado con alambre a una columna, en la esquina del boliche de Sarandí y Juan Lindolfo Cuestas, difundía los detalles de la etapa, en la que generalmente siempre había algún “ clásico “ cuyo resultado así como la armonía entre jugadores y entre éstos y las hinchadas era totalmente incierto. La importancia del “ enfrentamiento “ se comprobaba porque no sólo la concurrencia de espectadores aumentaba, sino que también lo hacia la guardia policial integrada para esos casos `por cuatro o seis coraceros de la Republicana estratégicamente situados y prestos a intervenir sable en mano ante el mínimo síntoma de alboroto o protesta.
Vi en esa bendita cancha, a jugadores que militaban en equipos de primera división pero que concurrían a ella, por su pasión deportiva, y por conocimiento con amigos que formaban las directivas de los Clubs pero ante todo por la alegría de jugar al fútbol en forma totalmente amateur . No existía remuneración en metálico, a lo sumo, si era un aficionado a la pesca, el “ lacha “ le aseguraba al jugador, carnada fresca cada vez que fuera a tirar algún lance a la Escollera Sarandí
Club Guaraní |
Anécdotas hay muchas. El “Lito “ ( golero ) era toda una institución en Isabelino Gradin, serio, de buen físico, trabajaba en la Refineria de Ancap y era el encargado de generar alguna apuesta a ganador, . Era la cara opuesta al Lalo ( Las Bovedas ) , también golero, pero un “ ropero “ convertido en jugador con 1,90 de altura. Era tal el espectáculo que brindaba , que atrás de su arco se agolpaban los espectadores sabedores de que iban a pasar un rato inolvidable, apreciando atajadas fenomenales y escuchando los cuentos y chistes que el hacia en voz alta y fumando, si fumando al mismo tiempo que ordenaba a su defensa.
El " turco Marino " |
exigente que el que disputó en la tarde.
También pasaron jueces como el “turco “ Marino, Sosa, Boullosa , que se iban a divertir aunque a veces tuvieron que pasar trances amargos a pesar de su experiencia.
Las hinchadas colaboraban en el espectáculo. La mas numerosa era la de Guarani, que salia del Almacén y Bar El Hacha, para ir con sus jugadores cantando, candombeando con la figura que se distinguía a lo lejos de Pocholo en primera fila, con la mama vieja, y escobilleros los que hacian las delicias de los simpatizantes y los no , que igual concurrían a ver, escuchar y vibrar con la pequeña “ llamada “ . También era numerosa la del Waston ( con los hermanos Cachalotes al frente ) que llegaban a veces en el Camión cantando " ... yyyyyyyy véanlo señores que a la W le da, por salir campeonesssss... "
Imposible olvidar la de Las Bóvedas, que también arribaban al coliseo en camión, quizás fueran menos, pero sin duda más duros....
Esa era la Liga de mi barrio, la que además, organizaba campeonatos de verano, nocturnos, con muy buena iluminación y en la que participaban invitados equipos de la Liga Palermo, lo cual de por si, aseguraba muchas emociones y " desbandadas " por la profunda rivalidad existente.
Como escribe Ricardo Goldaracena en su Barrios de Montevideo, son cosas reales que pasaron, que son parte de la historia “ del único barrio de la Ciudad Vieja que pudo sobrevivir hasta el día de hoy con una personalidad propia y diferenciada del entorno.”
" Pará , pará un poquito y mirá aya en la esquina ..... hay un poco de humo, y siento olor a lonja caliente, escuchá : “ Del Guruyú vienen los tambores
pa'l Guruyú va mi corazón
Del Guruyú de amor y dolores
canto el milongón
¿ Quien escribió el artìculo ? Vivi en la calle Colon y Buenos Aires y no me perdia un partido !!!! Me llamo Jorge Requena a ver si nos conocemos
ResponderEliminarSoy Manuel Varela, el autor del artìculo y seguramente nos conocemos ya que concurría con mi madre a comprar al almacén que estaba en esa esquina.Dejo mi mail y me escribis ; fatimanu@hotmail.com
ResponderEliminarImpecable relato de anécdotas de un niño de barrio que son identificables con cualquiera que haya vivido en cualquier barrio de cualquier ciudad de nuestro país. Son historia viva y emociona profundamente la nitidez de los recuerdos que cual imágenes, se cuelan en nuestra memoria, para adueñarse de nuestro corazón.
ResponderEliminarMarita Garcia
Gracias Marita por tu emocionante comentario
EliminarMuy lindos recuerdos, me traen a mi niñez cuando visitábamos unos tíos que vivian en Sarandí 380 y era un paseo ir hasta la cancha y a la Escollera , cada vez que llegaba algún gallego la primera parada era allí y se reunian todos paisanos donde se reencontraban y traían las noticias de su tierra y sus familias.Gracias Manuel que hermosos recuerdos de mi niñez!!!!
ResponderEliminarCelia ;cuantas veces nos habremos cruzado !!! Papá tenía el boliche el Caballito Blanco, en Sarandi 487 frente al Telégrafo y al lado de O.Coates.!!!!
ResponderEliminarFelicitaciones porque 'pinta' de cuerpo entero una competencia que a los lejos y en el tiempo, muchos desconocíamos. Rodolfo O. Gianfelici - gianfelici1@yahoo.it, desde Santa Fe (Argentina) - www.prensamare.com.ar
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario.
Eliminar