Malos tiempos para envejecer. Parte II












¿Ancianos vintage o trastos viejos?



Pero eludamos el catastrofismo y abordemos la tercera edad en clave positiva. Tendamos a educar nuestra percepción social del envejecimiento. Pues no es lo mismo catalogar algo con la muy apreciada etiqueta de vintage que tildarlo de “trasto viejo” y verlo por tanto como algo desechable.

Desde la noche de los tiempos, tribus, ciudades, pueblos y naciones han regido sus destinos comunitarios dejándose asesorar por un consejo de ancianos, al entender que su experiencia resultaba capital para fijar los rumbos de la comunidad. Entre nosotros esa sensibilidad parece haber cambiado. Quizá porque la juventud se siente postergada en un sistema que les impone una feroz y excluyente competitividad mutua, situación que bien pudiera propiciar tramas como la planteada por Bioy Casares en su Diario de la guerra del cerdo, donde los jóvenes dan en atacar a sus mayores, arruinando el júbilo de su jubilación.

Justicia para con las generaciones precedentes

Dentro de las prioridades que la traumática pandemia debería cambiar, está una robusta y bien dotada red asistencial para el vulnerable colectivo de nuestros ancianos. Hay que costear sin reparar en gastos cuidadores domésticos en hogares propios o tutelados y brindar alternativamente acomodos dignos en residencias que merezcan tal nombre. Este capítulo debería ser unas de las inversiones preferentes para nuestras arcas públicas.

A esta grave amenaza sólo se la puede combatir con una cooperación global y cosmopolita de sesgo kantiano, que nos permita encontrar con mayor eficacia vacunas para todos al margen de las patentes, allegar con urgencia los recursos idóneos a este tipo de crisis y adoptar las medidas oportunas destinadas a paliar los estragos económicos, políticos y sociales de la pandemia del Covid-19.

Para todo ello hay que poner entre paréntesis esa despiadada competitividad económica ultraneoliberal que lo trastoca y subvierte todo. En ese contexto se debe incentivar el respeto hacia nuestros mayores como un valor social ineludible. Quienes fueron Los niños de la guerra siempre han sabido mostrar una solidaria generosidad con las generaciones posteriores que ahora les regateamos a ellos por la hegemonia del pensamiento único.

La prudente sabiduría del anciano Néstor

En Sobre la senectud de Séneca encontramos instructivas reflexiones para quienes tienen que aprobar las partidas presupuestarias de cualquier Estado:

“Ni siquiera el sabio puede afrontar la vejez de manera llevadera en medio de la más profunda indigencia”.

¿Acaso las nuevas generaciones no tienen mucho que aprender de figuras tan imprescindibles como Emilio Lledó? Voces como la suya resultan más necesarias que nunca en trances donde lo absolutamente primordial recobra su protagonismo.

Según la Iliada el anciano Néstor era tan astuto e ingenioso como Ulises, pero su mayor edad le hacía ser por añadidura más prudente y conciliador. Tomemos nota.

Más nos valdría venerar e integrar socialmente a nuestros mayores, en lugar de apresurarnos a darlos por amortizados. Sea cuál sea nuestro camarote al iniciar el periplo de la vida, en sus últimas etapas cualquiera merece ocupar una confortable cabina bien equipada, sin temer verse arrojado por la borda como un lastre.

Nuestra mirada sobre nuestros mayores perfila el modelo de sociedad que anhelamos. A este respecto, la crisis del Covid-19 ha reflejado una imagen bastante sombría en el espejo de nuestra moralidad.

* A los familiares de Felipe Gómez Aceña (1920-2020), recién fallecido en una residencia madrileña para mayores. Y a Jeanine Jousseaume (Madrid 1931), “una niña de la guerra” exilada que, a sus 88 años, afronta sola el confinamiento epidémico en su casa de Orignolles.

https://theconversation.com/malos-tiempos-para-envejecer-los-mayores-de-60-y-la-escasez-de-recursos-135286

Roberto R. Aramayo

Profesor de Investigación IFS-CSIC. Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)


Manuel Varela en nombre de AJUPENURE, agradece al Sr. Profesor Roberto Aramayo la autorización para publicar este artículo así, como su  deferencia  brindada a la Asociación.

1 comentario:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.